I. MÚSICA RELIGIOSA Las noticias musicales más antiguas extraídas de los libros de fábrica y de cuentas y de las AC se remontan a mediados del s. XVI, con la existencia de un órgano que se transportaba por las calles de la ciudad durante la procesión del Corpus Christi. El primer MC conocido es Diego de Herrera en 1583, el cual opositó en 1582 al magisterio de Cuenca y, no obteniéndolo, pasó de Albarracín a Orihuela. La Constitución de oficios canonicales, dignidades y beneficios de 1593, fija los oficios de música que tendrá en lo sucesivo la catedral: MC, organista, cuatro cantores (superior, alto, tenor y bajo), cinco monecillos de coro y los beneficios de corneta, bajón y contrabajo. El beneficio de corneta o antiguo de chirimías deja paso en el s. XVIII al de oboe con el agregado de otro instrumento. Durante el s. XVII la capilla estaba dotada para interpretar polifonía policoral, con ocho cantores, cuatro en torno al facistol del coro bajo y los otros cuatro junto al organista en el coro alto. No se tiene noticia del uso de los violines durante el s. XVII. Éstos aparecen por primera vez en las obras de Francisco Ximeno en 1742. A partir de esta fecha hay obras de los propios MC que utilizan los violines, trompas, oboes, flautas y acompañamiento al órgano, violón o arpa. La catedral gozaba desde 1650 de un órgano construido por Jusepe de Selma reformado en 1732 por Bartolomé Sánchez. La catedral estaba dotada de dos órganos positivos. En el s. XIX el bajón fue sustituido por el figle; ambos instrumentos se conservan, junto con el violón, en el archivo catedralicio.